Pocas personalidades de la Antigüedad son más famosas y, sin embargo, peor comprendidas y más vilipendiadas que Cleopatra. Para el gran público, su nombre evoca a una diva enjoyada y a los destellos del brillo de Hollywood, no a una eminencia regia capaz de conducir ejércitos. Los más apenas recuerdan una nebulosa fama de bella y malvada seductora. Cleopatra hoy es más una fábula, el Oriente encarnado, que alguien que vivió en su propio espacio y tiempo, con una imagen construida a partir de maledicencias, tergiversaciones y bulos, desde Augusto hasta nuestros días, y que dice más de los miedos romanos a la mujer poderosa, al extranjero, al otro, en definitiva, que de la vida de quien fue la última reina de Egipto. En el libro Cleopatra. Biografía de una reina, Duane Roller atraviesa ese espejo deformado para reconstruir la vida de una líder erudita y visionaria cuyo objetivo fue siempre la preservación de su dinastía y de su reino, navegando en las turbulentas aguas de un mundo mediterráneo donde la contestación a una Roma omnímoda parecía imposible y con mucha más inteligencia, elegancia y tacto que la mayoría de sus aliados y enemigos masculinos. Su convincente biografía de Cleopatra VII la muestra como administradora de un Estado que llegó a abarcar desde Asia Menor hasta las fronteras egipcias con Nubia, como comandante naval que dirigió su propia flota en la malhadada batalla de Accio y como erudita y defensora de las artes, digno miembro de una estirpe, los Tolomeos, que había convertido su capital, Alejandría, en el faro cultural del mundo helenístico. Incluso sus relaciones con Julio César y Marco Antonio origen de su reputación de pérfida seductora fueron políticas de Estado destinadas a asegurar la preservación dinástica. Una biografía soberbia y esclarecedora de una mujer única, Cleopatra.