La vida está llena de etapas, algunas preciosas e inolvidables, otras más difíciles y complicadas, lo importante es saber cuándo hay que cerrar cada una de ellas.La madurez no nos avisó. Apareció de repente con la enfermedad de Lucía, que superamos como siempre lo habíamos hecho, estando unidas. Aparentemente, Laux, Sara, Lucía y yo éramos las mismas cuatro amigas inseparables, pero las circunstancias de la vida no nos lo estaban poniendo fácil. La desilusión por un sueño que se escapa entre las manos, ocultarle la verdad a quien amas, tener que decidir entre tu pareja o ser madre hizo que nos diésemos cuenta de lo mucho que habíamos cambiado.Seguíamos llenas de veranos y atardeceres, de risas y llantos, plenas de amistad incondicional y de luz, pero también de decisiones difíciles de tomar, diferentes, ineludibles a nuestra edad.Entre ellas, la más importante para mí no dejaba de repetirse en mi cabeza: ¿Quería ser yo la Vecina Rubia? ¿Podría sostener el peso del anonimato siendo ella?Los finales felices son para los valientesCon La chica del verano concluye la saga Verano. Una historia que nos ha llevado por el camino de una adolescente rubia de dieciséis años muy especial que se ha convertido en mujer y en el personaje anónimo que la acompañará para siempre: la Vecina Rubia.Una vida llena de emociones a flor de piel que han madurado, como lo han hecho las protagonistas de esta historia, que podría ser la de cualquiera de nosotras.