Ahora mismo es un buen momento para que te zambullas en esta versión de los doce trabajos de Hércules y conozcas al león de Nemea, cuyos colmillos eran dos medias lunas crecientes. Y a la hidra de Lerna de nueve cabezas, que intentaba volverte loco hablándote de nueve cosas distintas a la vez. Y a las yeguas de Diomedes, que con sus cascos de corcho podían galopar sobre el mar. Y el jardín de las Hespérides, donde las manzanas eran de oro y el oro era de manzana. Y también al can Cerbero de tres cabezas, que ladraba en tres idiomas diferentes.