Sólo el nombre el mero nombre de Antonio Machado provocaba aversión en la España más oficialista de 1940. Fue necesario que un falangista culto, liberal y, entonces, con mucho prestigio intelectual escribiese un prólogo para que se pudiesen reeditar, en 1941, las Poesías completas, volumen que no incluía los poemas del período bélico (elegía a Lorca, soneto a Líster). Los falangistas liberales, de este modo, evitaban que la España roja del exilio monopolizase un nombre tan glorioso. Este libro es también la crónica comentada de los homenajes públicos organizados en España desde 1959, celebraciones en que la oposición a Franco le echó un pulso al Régimen. En lo esencial, fue el Partido Comunista el que protagonizó, en la sombra o en la penumbra, esta actividad. No escasean las prohibiciones, las multas, las cargas policialesAntes de 1959, en 1946, hay un homenaje, estrictamente académico, en el Instituto de Vigo, un tanto enigmático. Por esas fechas, ciertos libros de texto universitarios tenían problemas con el capítulo de Machado, muy presente, por cierto, en los catones de buenas y malas lecturas. Mientras, empezaban a llegar a España, clandestinamente, desde México y Buenos Aires, los textos en verso y en prosa del escritor que tanto inquietaban al Régimen.