Imaginad por un momento que la escultura pétrea del Maestro Mateo, popularmente conocida como El Santo de los Croques, y un par de figuras del Pórtico de la Gloria de la catedral de Compostela cobran vida y se ponen a hacer el camino de Santiago como unos peregrinos más. Ese es el argumento del presente libro, escrito con el humor, la ironía y la imaginación características del autor, que se muestra seguidor de una tradición literaria muy nuestra.